Voces interiores

Tus caderas bailan desprovistas de sus ropas en aquel bar de la esquina, cuelgan danzando mostacillas y lentejuelas de tus senos, tus pies descalzos pisan fantasías en el escenario, tus manos se mueven como el aire de las montañas y el pelo como la brisa de la noche que choca en las rocas marinas. La mente generaba imágenes sin parar. Mis voces interiores repiten tu nombre sin cesar y dialogan con tu recuerdo. Te haría el amor hasta quedar sin respiración, hasta decir basta, haste tener que levantarse y volver a la rutina e incluso olvidar las responsabilidades por solo sentir tu olor, tu humedad, tu sudor, tus labios, tus manos, tu voz, tus gemidos y sobre todo tu amor.
Prendi inciensos, prendí velas aromáticas, cerré las cortinas, preparé un rico almuerzo, puse el mantel rojo, saqué la cuchillería de plata de mamá, robé las servilletas bordadas de la abuela, llené de flores los sillones, el camino a mi cama la guiaban bombones de chocolates e incluso limpié el baño. Llené de sales y pétalos de rosas azules la tina para sumergirnos juntos en el agua. No sabes cómo anhelaba esperar la luna al anochecer y mirar los faroles prenderse en las calles, hasta apreciar cómo el sol amanece por la ventana y limpiar los vidrios empañados.
Estaba todo listo, para que fuese un día perfecto, solo faltaba lo más importante... tú. Y mis voces interiores no dejaron de llorar.