Mientras caminaba a esa hora donde las calles están vacías, donde la calle está húmeda, los árboles mojados, de los techos caen gotas, donde tu vista se nubla mirando al horizonte, a la hora de los jardínes húmedos, a la hora donde el grito de una mujer entregada presuntamente al orgasmo pone sonido a esa calle en silencio, a la hora donde un borracho sale del bar y con dificultades entra a su morada, a la hora donde los perros ladran al viento, a la hora donde estoy sólo y sé que te necesito. Hoy miré y dejé de verme a tu lado, una lágima espontánea. Espérame, ojala vuelva.
1 comentario:
Anda... Que ya volví...
juar, juar, juar,...
Ya en serio: Bello poema.
Anda, que en mi blog los caballeros también son bien recibidos. Para la fría soledad, nada mejor que la amistad... y un buen vino.
Un abrazo.
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