Mientras Miro

En el mundanal ruido de las calles de Santiago. Cruza La Alameda y Ahumada. Gente inteligente e indigente corre por ese sendero de asfalto.
Recuerdo cuando una vez una insigne educadora se acercó donde yo estaba sentado. De mucho hablar me dijo: "Las personas que hablan bien, es porque piensan bien". Esta frase me quedó dando vueltas durante toda una semana.
Regreso a mi Santiago querido. Mientras miro veo a tantas personas, las escuho, las analizo. Me acerco a un vagabundo que está sentado en la vereda norte de Ahumada. Un par de trapos y un vaso metálico completan su lenguaje visual. Hablé con él un par de minutos, aquen día tenía tiempo, me animé a compartir un par de palabras. Su lengua se trababa a menudo, sus palabras eran escasas, la conversación no duró más allá de los 5 minutos.
Mi mundo, su mundo, mundos diferentes. Sus límites, mis límites, límites diferentes. Su ser, mi ser, seres distintos. Su lugar, mi lugar, lugares iguales.
Regresé al mismo lugar. Día sábado diez de la mañana. Esre pobre hombre estaba sentado en la misma posición y parece no haberse movido un milímetro. Regreso a conversar con él, ya me conocía. Esta vez logré entender un poco más su complicado hablar. La conversación duró dos horas. Conversamos:
-¿Cuáles son sus objetivos para este año y para su vida?- le pregunté.
Se quedó pensando unos seguntos, hasta que respondió:
-Trataré de vivir lo más seguro y dignamente posible.
-No debes tratar de hacer las cosas, debes hacerlas, no te encasilles en este mundo, mira más allá de sus fronteras- Intervine.
-Pero he tratado de ir más allá, pero no puedo- Me dijo acongojado.
-No puedes, porque no quieres
- Si quiero.
-Parece que no... has dicho durante toda esta conversación "trato, trataré", esa no es la forma. Si tu objetivo es "tratar", basta con que trates una vez, y ya has cumplido tu objetivo. Sal de acá, sal de este mundo, y piensa lo que te digo.
Me fui rápidamente a casa, ya era tarde. Pensé tantas cosas mientras mirabas las estrellas, ese cielo hermoso, como si hablara. Cada estrella era una canción, una poesía, una letra, una palabra, un sueño, un objetivo. Cuantos sabios y poetas han mirado al cielo y lo han usado como fuente de inspitación.
A la mañana siguiente fui donde el vagabundo, para enseñarle la magia de las estrallas y que en ellas encontrará las palabras para salir de este mundo. Ya no está donde siempre había estado. Lo busqué. En la esquina siguiente lo encontré rodeado de unas luces rojas palpitantes, un auto estrellado en un pilar de luz, un líquido rojo adornaba la mañana y una bolsa negra cubría su cuerpo y se llevaba sus sueños.