Con sabor a amor

No sé cómo definirle, no sé como llamarle, no sé si es bueno o si es malo, no sé si seguir o si parar, no sé cómo seguir, no sé cómo parar, no sé nada más que amar.
En las Alturas y entre medio de las sábanas quedó nuestro secreto, para empezar. Muchas pupilas claras nos rodeaban, el miedo era perceptible, notaba como tu frágil corazon latía com amor y terror. Tu respiración exquisita, me tragabas cuando inspirabas y me soltabas cuando exalabas y queriendo que volvieses a inspirar para volver a entrar.
Luego ocurrió en el piso, la alfombra nos miraba con extrañeza, le parecía raro ver lo que estaba viendo, sólo éramos dos enamoradosm la luz de pronto encendida, miedo.
La oscuridad nos acompaña, detrás de las negras cortinas, detrás de los ojos de todos, con el miedo en la retina, y un poco de antojo. Si nuestro mejor cómplice hasta ese momento fue la oscuridad, yo no lo siento, todo puede cambiar.
A la luz del sol, las cortinas abiertas, entre el piso y las alturas, mi cama era la nueva envoltura. Comenzamos allí nuestro juego, el sol iluminaba, un insienso nos armonizaba y con un beso todo culminaba. Terminamos en el piso de mi pieza, juntos sin miedos nuevamente escuchaba y sentía su corazón, sentía su amor pero esta vez sin temor. Un sillón nos faltaba, los cojines estorbaban, una mesa nos miraba, y la tele encandilaba. Sólo un beso faltaba pata saber que el piso nos llamaba.
Ahora estás como distante, como si ya no existiera, no sé si es de porque te arrepientes o simplemente porque ya no me quieres. Puede ser mi paranoia, pero ya no eres como antes, ya no me besas y no me quieres y no logro escuhar tu corazon ni mucho menos sentir tu respiración. Sólo sé que te amo. Dame una señal.