Bella e inalcanzable, como el cielo

Con la cara empapada de sudor y lágrimas caminaba por el candente asfalto santiagüino, mi mente reproducía canciones para recordarla. Nunca antes me había sentido tan observado, camino con la frente en alto derramando lágrimas en esta ciudad de personas carentes de sentimientos, miraba el cielo para convencerme de que no eras lo más bello que hay, solo concluí que eras como el cielo, grande, admirable, bella e inalcanzable.
Le conté mi vida a una señora que vende dulces en el Cementerio General, la señora Meche. Le conté lo que ha pasado en el último tiempo y la invité a una bebida, de esas mismas que vende ella, la señora me dijo "pensé que llorabas por alguien que había muerto", yo le dije: "vengo a este lugar porque nadie me preguntaría por qué lloro, además no murió nadie, pero es como si algo muriera, se muere el amor", se sonrió y me dijo: "el amor no muere, solamente se gasta, de a poco todos amamos menos a los demás, de lo contrario el mundo no estaría como está", una pausa necesaria, le dije: "los pobres y los feos solo merecemos la felicidad en el edén, los bellos y los ricos tienen ganada la Tierra", me despedí.
Seguí caminando y me detuve en la vitrina de una librería. Un libro "Amar es peor que consumir drogas", lástima que andaba sin dinero. Otro libro titulado "1001 libros para leer antes de morir", lo ví rapidamente y noté que de los 1001 libros ya había leído 1000, me faltaba por leer "Amar es peor que consumir drogas", no sé si es el destino que no puso en mi bolsillo el dinero necesario o sencillamente casualidad.
Ya en el metro un niño que iba en las piernas de su madre mi miraba fijamente a mis ojos, y le preguntó a su madre "¿mamá por qué él llora?, si es un hombre", la madre respondió "los hombres también pueden llorar" el niño volvió a preguntar "¿pero por qué llora?", la madre dijo "no lo sé, quizás algún ser querido ha muerto", el niño me miró y yo le dije "no, pero se le parece mucho".