Si lujuria pudiese ser mi nombre me volvería a bautizar, que irónico, bautizar a alguien que se llame lujuria o algún otro pecado capital. De mis ojos sale el fuego lujurioso buscando el placer por ellos, mi mirada se esconde en las faldas, en los jeans, en los bolsillos, en los escotes, en el pelo, en los otros ojos. Y mi boca baila cuando un pezón amenzante se cruza por la calle escondido tras esa blusa transparente.
Segundo secreto: soy un maldito pecador capital.
Se apodera de mi la gula para tener algo que hacer, para quemar los segundos que comparto con nadie, para crear un vicio, para no sentirme solo, para pensar en otra cosa que no sea esa mujer que algún día llegará. Conozco tan bien a esa persona que espero, que es por ello que no la encuentro.
Se apodera de mi la codicia cuando quiero alcanzar aquello que los demás no pueden, cuando quiero trepar un cometa mientras silbo "Let it be", cuando quiero mirar al pasado y sin querer llorar, cuando quiero alcanzar la antorcha de la estatua de la libertad, o tan sencillo como cuando quiero hacer un gol o tan dificil como querer olvidarla.
La Ira me consume cada vez que no logro lo que quiero, cada vez que alguien me contradice, la ira cuando todo lo que me sale me sale mal, cuando quiero y no puedo, y un 90% de mi es más ira, pues me enoja no poder alcanzar lo que quiero, y es que tú eres un 90% de mi, el otro 10% llamémosle independencia.
El pecado del que menos me apodero es de la envidia, solo envidio aquellos que viven felices y miran la vida de una manera distinta.
Cuando no hay nada que me haga cambiar de opinión, cuando creo que no hay nada ni nadie mejor que yo, que no hay nada que me pueda superar, cuando veo que Dios está tan cerca de rosarme los talones y nacen mis pecados, es la soberbia mi mejor defecto.
Aquello que conseguí con facilidad o esfuerzo no lo dejo escapar por ningún motivo, y es que mi avaricia es más fuerte.
Deja siempre para mañana lo que puees hacer hoy. No necesito demostrarle nada a nadie por ende en mi relajo me quedo y la pereza me mira con ojos fraternales, no hay nada como una cama con olor a rosas naturales. Para qué pensar en el trabajo que pueden hacer los otros inferiores.
Despierto por las mañanas creando el placer perfecto y me acuesto imaginando un cuerpo tendido en la cama con todos sus puntos de excitación marcados con destacador, con el placer encarnado en actos y reflejos.
Creo esas siuaciones capitales en mi mente, como queriendo ser un pecador. ¿Cómo habla un casto de lujuria? ¿cómo habla un himilde servidor de sobervia? ¿cómo habla alguien que ha dejado escapar todo de avaricia? ¿cómo puedo crear un mundo sin saber qué es un mundo?
*********************
NOTA AL MARGEN
1 comentario:
si alguna vez tuve que volverme humano y dejarm mi divinidad de lado fue por la lujuria.....
Publicar un comentario