El juego se volvió realidad

No quiero repetir las mismas palabras ni oraciones que alguna vez junté, y quizás sin quererlo regreso a lo mismo, en ese entonces creí en el amor y hoy vuelvo a creer en ese maltido sentimiento de dificil definiciòn. Comencé con la imaginación y me colgé de tu mirada, me deslicé por tu nariz y salté de la catapulta de tu quijada para darme un chapuzón entre en tus labios, rodé por tu cuello hasta llegar a tu blusa y me colé por el orificio de un botón para tocar tu corazón.
Su nombre comienza con valor seguido de astucia para mostrar su fuerza y entereza, las tres úlmitas son con razón, inteligencia y amor, un equilibrio perfecto entre aquellas cosas que más nos complican, la razón que ayudará a su inteligencia y así el amor no deja de estar presente, al medio la libertad no puede quedar fuera y antes de la razón entá el encanto. Sus letras de libertad, inteligencia y valor llegaron a mis ojos para hacer juramento con mi corazón, el encanto y el amor fueron el umbral para buscarte tras el juego que comenzamos, su astucia se acopló con mi armonía y su razón no quiero que me llevé al final de mi nombre, a la nada.
Por los amaneceres busco su cuerpo y cada domingo elevo un rito a su recuerdo, sueño hasta con tu sombra, con el aire que escapa de tu risa y que baila con tus cabellos. No existe un momento en el día para olvidarme de ti, en estos momentos solo tengo de ti las huellas del ayer. De todo lo que tengo, para vivir me faltas tú.