Adios Negro

El negro era un loco simpático, a veces sus comentarios no venían al caso, otras veces no sabía si quiera qué era lo que hablaba, si le decías hola se largaba a reír, no era muy inteligente, no era muy buen músico (era excelente), escribo tantos "era", sin embargo lo sigue siendo. El problema es que ya no está cerca de sus amigos, él está en Villarica y todos sus amigos están por acá.
En un principio dejó a su familia por estar con sus compañeros de curso, y ahora deja a sus compañeros por estar con su familia.
La despedida fue el día viernes en la casa del Mauro, yo no pude ir, el cansancio me ganó. El día sábado a las 10 de la noche llegué al terminal de buses y el negro ya estaba allí, esperando casi solo ek bus que lo llevaría, no tan solo a otro lugar, a otro pasaje de su vida. A las 10:35 partía el bus, dos amigas le acompañaban, su tía, la madre de una amiga, un amigo que llegó a las 10:33 y yo. Sólo nosotros fuimos a despedir al negro. A las 10:35 se subió al bus, y sus ojos sólo representaban un "quiero bajarme", contenido su llanto y en nuestro nos hicieron recordar las locuras del negro. Su mano se pegada al vidrio se movía diciendo: adios.
Cuando abandonaba el terminal, osea mientras salía, ví el bus que estaba detenido en un semáforo, y al más puro estilo de película norteamericana, corrí tras el bus, y ví al negro más achacado que nunca, hasta que me vio y en el vidrio con sus manos dibujó algo parecido un corazón, y mis lágrimas no pudieron más y escaparon de mis ojos.