domingo, 31 de julio de 2005

KAREN


Como muchos saben, yo en algun momento de mi vida, aunque no lo crean, estuve enamorado e incluso logre que ella fuese mi novia. Les contar�� un poco de mi experiencia.
Era tan solo un ni?o, recuerdo esos juegos absurdos en su pieza, lamentablemente ten��amos que jugar con sus hermanos esos jusgos que sinceramente quer��a jugar solo con ella.
Todos los d��as de verano nos encontrabamos en su casa a las 21:00 hrs., yo golpeaba cuatro veces la puerta e inmediatamente ella sabia que era yo. A veces debias esperarla mas de media hora esperando que terminara de lavar la loza y se pusiera un rico perfume en su cuello que me volv��a loco. Para no aburrirnos solos, ibamos en busca de unas amigas que se encontraban a media cuadra, para conversar cosas aburridas como ilusionarnos con el futuro. Recuerdo que quer��amos tener muchos hijos, creo que eran 40, pero ahora ella espera uno y no es mio. Cuando me entere de la noticia el mundo se me vino encima y no supe como reaccionar, ella es aun una ni?a que tiene mucho por delante, y se la cag��.
Sigo con el pasado. Cuando le ped�� pololeo, fue de una forma bastante especial, tom�� mi celular me fui a mensajes de texto y escrib�� la pregunta: ?Quieres pololear conmigo?- Ella escribi�� sin pensarlo dos veces "SI". Cuando le�� su respuesta me coraz��n lati�� tan fuerte como ahora late recordando ese momento.
Los juegos de ni?os siguieron, pero ahora dentro de su casa jugabamos a las escondidas con sus hermanos, lo mas raro es que siempre contaban ellos, y ella y yo nos escondiamos en el armario, no nos encontraban nunca, yo cerr�� mis ojos apagamos las luces y mis labios se sumergieron en los de ella. Los juegos eran todos los d��as a la misma hora y en el mismo lugar. Cuando a mi me tocaba contar, inmediatamente me dirig��a al armario a buscarla a ella, pero nunca sal��a de all�� a buscar a sus hermanos. y ella hac��a lo mismo cuando contaba.
Para su compla?os le llev�� un gigante ramo de flores, pero en esos momentos ya no estabamos juntos. Ahora que escribo recuerdo su cumplea?os que pas�� hace unos dias atras y no lo record��.
Ahora no la quiero ver, porque cada vez que la veo mi coraz��n se cae a pedazos pensando en ella, y creo que no la quiero ya, sin embargo muy dentro de mi la amo.
As�� se cumple la hermosa frase de Pablo Neruda: "es tan corto el amor y tan largo el olvido".
Ahora fuera del closet, es la situaci��n que me encuentro pero cada vez que de ella me acuerdo vuelvo al closet a recordar sus besos...

viernes, 29 de julio de 2005

Mi primera vez.

Ayer en la noche, te recuerdo revolotendo en la cama.
Te sent�� tan cerca, como nunca antes te habia sentido.
Estuviste tan loca que yo tambi��n lo estuve.
Intent�� agarrarte durante toda la noche, pero te resistias en el juego del amor.
Por un momento comenzaste a saltar, como nunca antes saltas.
Nos encontrabamos solos t�� y yo, mirandonos las caras,
luego yo me di vuelta para hacer algo mas innovador.
Pero eso no resulto. Indignado por mi impotencia,
tuve que tomar un frasco, lo que fue el momento mas presiado.
Justo te fuiste y yo cansado tambi��n.
La marca de nuestro acto quedo en las sabanas,
No me dejaste dormir durante toda la noche

!!Pulga conchetumadre!!

martes, 26 de julio de 2005

La inocencia y la infancia.

Les cuento, el d��a de ayer estab viendo las noticias, y me ecuentro con unas mujeres p��jaros deudoras habitacionales, les dicen. Pero no fue eso lo que me impresion��, mas bien era la ni?a, de no mas de 10 a?os, que estaba en las alturas. Puedo apostar que no ten��a ni las puta idea que chucha estaba haciendo all�� arriba, sin embargo estaba "ayudando a su madre", ?ayudando? wooooow ?es esa la forma en que ayudo en las idioteces que hace mi mam��, o estoy obligado para hacerlo y crear l��stima en los corazones fr��os de ministerio?.
D��as anteriores deudiras habiatacioneles salieron a protestar con ni?os menores de 10 a?os, lo que encabezaban las filas. Increible como les dan a unos el pago completo de la vivienda y saltan todos los buches queriendo el beneficio. Pero es no es el tema, el tema es como los hijos somos los escudos, las armas y los gomas de nuestros padres.
Los infantes afortunadamente no se dan cuenta. Vemos como nos usan en las peleas de nuestros padres cuando tienen problemas de separaci��n. Vemos como intentan que con sus caras de inocente intenten ablandar los corazones de los dem��s para que se vean beneficiados. `Pero cuando uno levanta la voz, te sacan la cresta por isolente y malcriado. sin embargo somos criados por ellos mismos. En mi caso no es as��, mis padres siempre han estado conmigo, pero s�� he sido el factor de las peleas y el que los junta en l?as cuasi separaciones.
Los ni?os movemos realmente el mundo, somos lo que nuestros padres eligieron para nosotros, y no lo que nosotros elegimos para nosotros, como lo pinta todo el mundo.

lunes, 25 de julio de 2005

Infancia, resfrio y TV

Una persona con gripe se ve violentamente retrotra��da a sus d��as escolares. Al menos eso es lo que a me ha sucedido en las ��ltimas horas. Tirado en la cama, pasando s��bitamente del sofocamiento a la congelaci��n, mirando con ojos desenfocados las ramas de los ��rboles que cubren la ventana blanca de mi pieza, me he dado cuenta de que ese ni?o de ocho, de diez, de doce a?os que cre��a extinguido, vuelve a manifestarse en mi conciencia con sus requerimientos y sus miedos. Su voz parece infiltrarse en mis pensamientos. Veo, al cerrar los ojos, sus caras sucesivas: el pelo corto, la risa inocente, la cara de conejo, y despu��s: el lamentable aspecto del preadolescente, la nariz y la boca hipertrofiadas, los ojos empeque?ecidos, el maldito y superficial bigotillo que mi padre me prohib��a afeitarme porque ese acto de higiene hubiera significado el definitivo adi��s a mi ni?ez.
Se entender�� que en ese momento mi propia ni?ez me importaba un bledo, y que incluso estaba deseoso de sac��rmela de encima de una vez para obtener en el mundo algunos grados b��sicos de respetabilidad. La ni?ez que mi padre quer��a conservar en m�� era la suya. No s�� qu�� problema ten��a con ese tema. Siempre hablaba de unos versos de ?scar Castro que le hac��an mucho sentido: aquellos en donde el agua de una acequia se llevaba un barco de papel, y el ni?o que jugaba se daba cuenta de que algo hab��a cambiado en ��l para siempre.
Antes, frente a un cuadro semejante, lo primero que se suspend��a era el acceso a la televisi��n. Se estimaba que la emisi��n cat��dica estimulaba la fiebre. Es posible que esta aprensi��n sea correcta, pero hoy d��a no habr��a c��mo ponerla en pr��ctica. Caer a la cama y caer a la televisi��n es un mismo movimiento. Una vez que se ha activado el control remoto ya no quedan fuerzas sino para presionar los botones del aparato en el sentido del aburrimiento. Las im��genes de la fiebre comienzan a fluir en un mismo caudal con las que proporciona esa especie de Aleph de la intrascendencia. Y si la programaci��n se convierte en pesadilla no es tanto por la banalidad o por la estupidez, sino por la generalizada median��a. Esos avisos de analg��sicos con saltimbanquis felices, esas due?as de casa obsesionadas con la blancura, esos opinadores matinales, esos canutos proselitistas de voz suplicante, esos insistentes informes metereol��gicos con gr��fica de diario mural.
La televisi��n es un sustituto de la realidad tan bien montado que muchas veces no hay c��mo distinguir entre uno y otra. Pero me da la impresi��n de que se trata de un montaje al que llegamos por la pura fuerza de los hechos, que es una mascarada tras la cual no oculta ninguna humana inteligencia.

domingo, 24 de julio de 2005

Mas vale un blog, que mal acompa?ado.

La comunicaci��n digital promete unir lo que est�� separado en una sola red de navegantes, aunque en realidad, para gran parte de la tripulaci��n, es una fr��a ilusi��n que distancia, a��sla y narcotiza mediante conversaciones virtuales a la gente que est�� m��s sola que un clavo. En ese sentido, es una cruel iron��a que los foros se llamen foros: deber��an llamarse muros de los lamentos o bolsas de gatos o divanes, pues en ellos existe la posibilidad cierta de hablar sin escuchar, de tirar la piedra y esconder la mano, de mentir, enga?ar, traicionar, levantar falsos testimonios y, a pesar de todo, sentir que se forma parte de una comunidad.
Seguramente hay un foro para afinadores de pianos, cuyos integrantes comentan enfervorizados la ��ltima novedad en cuerdas japonesas para el modelo Yamaha de media cola, y tambi��n otro foro sobre la fabricaci��n del foie gras, en el cual cada quien da sus recetas para engordar m��s y mejor los gansos. Seguramente hay foros de todo tipo, pero es un hecho que la mayor��a -o al menos los m��s concurridos- son unos gritaderos cuyos decibeles aumentan a medida que disminuye la capacidad expresiva de los participantes, plag��ndose de letras may��sculas y signos de puntuaci��n que, al tratar de simular por escrito los intranscriptibles matices de una conversaci��n viva y gestual, se transforman en alaridos.
Los blogs son la cima de una monta?a de foros, un oasis -o un infierno- de libre albedr��o y expresi��n: si nadie nos escucha en la muchedumbre, podemos monologar frente al espejo de la pantalla y esperar que alg��n curioso se asome a husmear nuestras interesant��simas opiniones y experiencias. Sin embargo, aunque la sensaci��n de anular la soledad mediante un solo clic puede ser deliciosa, tambi��n puede volverse dram��tica si se tiene conciencia del vac��o que produce el ��mar de informaci��n��, que es un mar cuya superficie est�� completamente tapizada de botellas con un mensaje adentro.
Y, si yo arrojara una botella m��s, ?se mantendr��a a flote o se ir��a al fondo, que por lo dem��s debe estar lleno de botellas hundidas? Al parecer, esa pregunta es bastante rid��cula y da casi lo mismo cu��l es la respuesta, porque en la red da casi lo mismo todo.

miércoles, 20 de julio de 2005

A TODO CACHETE

Alejandro Guillier le dijo a los parlamentarios que eran unos ��cara de raja��. ��Es una groser��a decir cara de raja��, le dijo el presidente de la C��mara de Diputados, Gabriel Ascencio. ��Se dice carerraja, me lo dijo un profesor��, corrigi�� el periodista.
En realidad, decir carerraja, o cara de raja, no alcanza a ser una chuchada (o sea, no tiene el peso de decir, por ejemplo, conchetumadre, o concha de tu madre), sino que es algo as�� como arreglarse los calzones en p��blico, nada del otro mundo, nada deplorable. No es muy fino, en eso estamos de acuerdo, y perfectamente, en lugar de carerraja, podemos decir desvergonzado, brib��n o granuja, pero decir carerraja a veces tambi��n es decoroso, sobre todo si se compara con las expresiones que se han visto en la propia C��mara de Diputados. ?C��mo olvidar al diputado Ren�� Manuel Garc��a d��ndole a conocer la altura de su pensamiento, valent��a y dignidad a una se?ora -que es familiar de detenido desaparecido- mediante un expresivo zangoloteo de su aparato genital tomado a dos manos? Frente a eso, decir carerraja es una verdadera fineza.
En cualquier caso, el carerrajismo es una instituci��n que vale la pena investigar. De partida, su etimolog��a es absolutamente enigm��tica: ?qu�� tiene que ver la desverg��enza con un rostro similar a las nalgas humanas? Un noruego o eslovaco o japon��s que aprende espa?ol, si escucha que alguien es cara de palo, puede deducir que se trata de una persona que permanece facialmente inmutable, como un palo, aunque haya cometido las peores aberraciones. En cambio, si le dicen que alguien tiene la cara parecida a la juntura de los gl��teos, ?qu�� puede deducir? Su confusi��n ser��a tremenda. Y si adem��s escucha que otra persona tiene cara de poto, y que esto, a pesar de que poto y raja significan m��s o menos lo mismo, no quiere decir que el cara de poto tenga necesariamente cara de raja.
En conclusi��n el secreto de los carerrajas, pues esos sujetos siempre necesitan un lugar de indefinici��n que los proteja en su codicia, porque en el fondo son extremadamente d��biles y, como temen mostrar su verdadera cara, que es su tal��n de Aquiles, muestran la otra, la blandita, para recibir patadas indoloras, castigos que no son castigos, y seguir muy campantes, como si nada hubiera pasado.

La culturizaci��n en mi pa��s

Un d��a que no recuerdo, a la puerta de mi casa, se acerca un tipo vestido de amarillo, y en el pecho dec��a con letra cursiva "UDI"... el problema no era ese. Tr��s su espalda dec��a "El pa��s est�� bien, ?y T??... Yo le pregunt�� a ��l, ?Usted est�� bien?, el me dijo: "S?"... aps que bieno que est�� bien, est�� todo el santo d��a parao, sin comer, cagao de fr��o o calor, le pagan un moco y dice que est�� bien?... Por favor, bien, ese es problema de ��l. Pero lo que a mi me preocupa, es que en el panfleto que repart��a dec��a: "Ahora te toca a t��" yo sabiendo que ti se escribe sin acento, le dije: Usted sice que est�� bien, pero, usted sabe algo de ortograf��a, dijo que s��. Pero yo le hice notar que el panfleto estava mal ezcrito, y me digo que le prejuntara al gefe... Me dirijo care'palo donde el jefe. Y le digo que est�� mal escrito, y sencillamente me mand�� a la chucha, con un vocabulario no apto para esta hora. En fin, a qu�� voy?... simplemente a que todo el mundo se pasa por la raja el vocabulario y la hortograf��a, m��s encima las candidatos escriben cosas que no saben como escribir, total un tonto no se va a dar cuenta... Solo eso y les dijo que no comentan ese error, y promuevan el voto en vlanco

domingo, 17 de julio de 2005

Sopa para machos

Ser�� claro: el ejercicio gastron��mico que derallar�� a continuaci��n hay que realizarlo justo, pero justito antes de que el sol despunte, y estando bien, pero bien curado. De ser posible, en compa?��a de amigos corajudos que no le saquen el cuerpo a nada, venga lo que venga. Por lo mismo, se debe evitar, a como d�� lugar, la inhibidora presencia de damas de toda suerte y naturaleza, incluyendo a las m��s putoncitas, pues a la larga resultan mas melindrosas y asquientas.
Me siento en la ��nica mesa del local, un clandestino al que se llega por un remolino de callejones y patios de faena adandonados y, con una voz como para cortar le?a, solicito la especialidad de la casa: una sustancia y dram��tica sopa hecha de un gigantesco manojo de miembros viriles de toros y novillos, puestos a hervir en un gran fondo con ajo, cebolla, aj�� cacho de cabra y otras innombrables porquer��as del mundo vegetal.
El plato, que e stan hondo y desmesurado como una bacinica de mi t��a Chela, me llaga acompa?ado de una crujientre marraqueta reci��n salidad del horno . La sopa de vergas humea toda su maculinidad ante mis narices. Y, como quien se manda un taco de ?ache, me sumerjo feliz de la vida en este caldo, donde a��n se perciben reminiscencias de antiguos coitos, de calenturas sin hembras de mota?as ��speras y potreros, de penas golpedas en las panzas.
Rica es la sopa de l��pices, intensa y maldita, con sus regustos salvajes tot��micos. La acompa?o con harto ajicito y un Alto del Carmen que voy sorbiendo bien despacito para no arrebatarme.
Las presas- o, dig��moslo de una buena vez, las pichulas- tienen una textura que recuerda la de las esponjas y tambi��n le de siertos mariscos bivalvos cocidos. ?D��ndo habr�� andado metida la que ahora me llevo a la boca con fruici��n?. Y esta otra que empujo con pancito, ?cu��ntas manadas habr�� procreado en su larga y erecta existencia?. Aunque no lo crean, hay que ser bien machito para servirse como si nada este tremendo pedazo, mientras la noche se alarga, negra y dura, all��, Franklin abajo.

sábado, 16 de julio de 2005

Santiago, a la hora de los jard��nes h��medos

El amanecer en el verano es de esos momentos en que uno parece entender profundamente el mundo en el que vive. Nada de lo que aparece ante nuestros ojos mientras caminamos por la ciudad se revela como discordante o fuera de lugar. La perspectiva de las calles por las que uno cruza, se pierde en una especie de nubosidad iluminada a��n por los faroles y camuflada entre los ��rboles. El ajetreo de la vida activa reci��n empieza a insinuarse en las panader��as y en las micros que se aproximan desde lejos, lenta pero calladamente. Sobre los puentes del Mapocho se dispersan las gaviotas en vuelos circulares. El cielo tiene el color del acero y la luna una irradiaci��n primitiva.
Santiago, en esas circunstancias, parece una ciudad imaginaria, sobre todo para el transe��nte que acaba de salir del sue?o. Es de hecho, otra ciudad, tan distinta a la que se impone horas m��s tarde con el sol cenital, el tierral, las emisiones t��xicas, los ladridos, las aplanadoras, los atropellos. As�� como hubo, en otro siglo, complicaciones del ��nimo que se entendieron como males de ��poca, hay una pesadez existencial que podr��a denominarse ��cansancio de Santiago��. Cansancio de Santiago, de ir a Providencia, de volver del centro, irritaci��n del roce, de la hora peak, de la sobrepoblaci��n, de la dificultad de movimientos. Un s��ntoma claro es esa pel��cula de polvo negruzco que se adhiere en la cara como recuerdo de la realidad.
Sin embargo, existe esa compensaci��n: el amanecer y las noches, situaciones en las que la fealdad y el apremio se diluyen por el encantamiento. Las noches, particularmente, operan como una extensi��n de la conciencia. En los barrios ocupados por edificios de departamentos se escuchan ruidos remotos, la m��sica y las risas de una fiesta juvenil, la apertura de una puerta, los gritos sofocados de una mujer presumiblemente entregada al orgasmo. Esto ��ltimo es como una insospechada alegr��a de ��ltima hora: la constataci��n de que a pesar del aparente apocalipsis cotidiano, la gente sigue haciendo lo que ha hecho siempre, cosas esenciales y desprovistas de discurso. No me refiero al borracho desesperado que sale de los locales nocturnos despu��s del cierre y regresa a su casa expectorando un alegato incomprensible. No, no hablo de seres angustiados. Todo lo contrario, pienso que a esas horas habr��a algo as�� como la posibilidad de una redenci��n, una promesa de intimidad y de lucidez.
Es posible que todo esto sean s��lo especulaciones fantasiosas. No s�� nada sobre motivaciones de los que se mantienen despiertos en la mitad de la noche. En esos departamentos que uno ve con las luces prendidas en lo alto de un edificio oscuro, podr��a perfectamente representarse un drama de traici��n, de desesperanza o de agon��a.
Los que nos debatimos al lado de ac�� de la l��nea de la supervivencia, no podemos realmente calibrar al car��cter infernal que puede adquirir en ese trance el paso del tiempo. Me han dicho que las horas y los minutos no se detienen, sino que se enroscan, describen espirales, se desordenan. Son cosas en las que a nadie le gusta pensar. Si no entendemos nada de la vida tal como se nos presenta, menos entendemos de ese tr��nsito final que emprenden quienes deciden abandonarnos. El abandono mismo resuena como un aullido relleno de estopa.
Est��bamos en el amanecer, en el viento fr��o que limpia los pensamientos, en los jardines h��medos.

viernes, 15 de julio de 2005

Libre... pero atrapado

Que tibieza, que c��modo. Es la hora, la hora de abrir mis ojos y dejar de comer por un cord��n. Aqu�� me siento atrapado, pero protegido, no s�� si salir, ?qu�� me puede pasar afuera? Muy bien, estoy apurado por salir y ver que es lo que espera all�� afuera.
Una luz, esa luz me da miedo, ?ser�� la luz de la vida, de la libertad? Estoy con mi cabeza fuera, veo caras y siento que alguien con sus manos heladas toma de mi cabeza, alguien grita. Me han pegado en el poto, entonces no es la libertad, aqu�� en este lugar me dar��n de golpes y de donde sal�� yo era quien golpeaba.
?Y ahora qu��? Me abrazan, lloran junto a m�� un hombre que dice a la mujer que me tiene en sus brazos que sonr��a, que sonr��a a la c��mara, yo solo lloro. A mi madre le han llegado flores, unas lindas flores, las cuales la hacen sentir muy bien, la flor es como el s��mbolo del amor.
Han pasado muchos a?os, ya no tengo a mi madre ni a mi padre, tengo a mi esposa, tengo a mis hijos. Es la hora, la hora de cerrar mis ojos y dejar de comer por un tubo. Aqu�� me siento atrapado y apoyado, no s�� si emprender ese largo viaje, ?qu�� me suceder�� all�� en ese lugar? Muy bien, debo partir para no ser una carga para mi familia, molest��ndolos.
Ahora, una vez m��s me siento atrapado en este fr��o e inc��modo caj��n, veo caras conocidas que se acercan a llorar. Que en principio era yo quien lloraba. Esas personas que me quieren, ?qu�� me quieren? Que c��nicos, ahora lloran�� sin embargo cuando estaba en vida nunca se preocuparon de mi, sobre todo la se?ora Romira. No quiero hablar de ella, ?por qu�� la gente es as��?
Espero quedar grabado en las mentes de la gente, no tan solo en un simple video, un video que me vio nacer, y que nadie se acuerda de ��l. Ese momento en el que me sent�� libre, y despu��s me sent�� una vez mas aprisionado, y ahora que estoy en un caj��n que forma parte de la tierra, me siento libre. Veo como me van a dejar flores, flores que no provocan nada en m��. ?Por qu�� no me dieron flores cuando estaba con ustedes? Malditas flores que representan el amor. El amor y el odio son la misma cosa solo que tienen resultados opuestos.
Estoy en un t��nel negro, se me hace familiar como si ya hubiese estado ah��, que me dirige hacia una luz, una luz que ya la he visto, esa luz que me dio libertad condiciona. ?Esta vez ser�� as��?, tengo miedo por saber que es lo que me espera, curiosidad que se me vuelve confusi��n. Estoy libre pero amordazado. Estuve libre pero atrapado.
"ALGÚN DÍA VEREMOS EL SOL"